El Escultismo fue fundado en 1907 por Robert Baden Powell, un general inglés, cristiano anglicano de religión, testigo de varias guerras. Solía él decir que Dios escribe de dos maneras, una desde luego en la Biblia; pero se hacía de cruces viendo cómo la catequesis dominical despreciaba el otro ‘libro’, el de la Creación, mucho más al alcance de los adolescentes de los barrios obreros ingleses si los adultos les ayudaban a descubrirla, pues no tenían a mano más Naturaleza que los yerbajos que crecían en las calles malolientes de sus suburbios. Los militares suelen ser, tal vez por contraste con las duras experiencias de su profesión, amantes de la paz y del prójimo, sobre todo de los más débiles. Y así otro militar, el capitán Don Teodoro Iradier, junto a otros compañeros de armas liberales y progresistas, alentados y acompañados por los obispos y otros representantes de la sociedad civil, fundaron el Escultismo en Vitoria en 1912 y en Salamanca y Peñaranda de Bracamonte dos años después, aunque doctores tiene la Historia de la Pedagogía a los que invito a contarlo.
De aquellos polvos vinieron estos lodos y, el pasado domingo, MSC-Salamanca celebró su 46 Asamblea en el Palacio de los Águila de Ciudad Rodrigo, donde radica uno de los Grupos scouts. Varios miles de adultos han sido scouts en los Grupos de Salamanca desde la fundación. La responsabilidad de mantener viva esa herencia y, sobre todo, los recortes en las subvenciones, angustian el presente y el futuro de la Asociación. Me vienen a la memoria un par de anécdotas: un grupo de jubilados de mi barrio pasan las tardes a la orilla del río, sin gastar un euro, siguiéndole la pista a dos o tres visones bravíos, descendientes de los que escaparon hace años de una granja. Por el contrario, sé de buena tinta que un joven de dieciocho años, acostumbrado a un alto nivel de gasto nocturno, cuando sus padres –ambos en paro ahora- le dijeron que tenían que reducirle la paga, respondió: ¡Ese es vuestro problema!. Los scouts siempre hemos aprendido de la vida. La crisis actual es preludio de tiempos mejores si se aprende de la tradición, larga de más de cien años, y se afronta el futuro con imaginación, creatividad y compromiso. Y con la ayuda de esos miles de adultos scouts.
Antonio Matilla, sacerdote.
Consiliario general del Movimiento Scout Católico