Hemos elegido 10, pero la verdad es que si nos ponemos a hacer una lista, veremos que podemos llegar al infinito y más allá:
1. Nos reunimos una vez a la semana para jugar, aprender, compartir, hacer realidad nuestros sueños, realizar grandes y ambiciosos proyectos, conversar, reír… vamos, pasarlo bien.
2. Por tanto, tenemos suficientes horas para compaginar los scouts con los estudios, el trabajo, los amigos, la familia y otras actividades, ya sea aprender a tocar la guitarra o bailar hip hop.
3. En parte, nuestra vida, madurez y progreso scout se podría resumir así: Castores, Lobatos, Exploradores, Pioneros, Rutas y Responsables.
4. Adoptamos una peculiar pero inteligente actitud frente a las dificultades: enfrentarnos a ellas con una buena sonrisa y energía.
5. A medida que pasan los años, desarrollamos una habilidad excepcional para hacer la mochila poniendo sólo lo imprescindible.
6. Tenemos una especial sensibilidad por lo que nos rodea porque uno de nuestros “obsesiones” es construir un mundo mejor.
7. El espíritu de aventura, la curiosidad y las ganas de aprender jugando son inherentes en nosotros.
8. A los 10 años ya sabemos preparar el menú para 15 días, organizar un botiquín o preparar una actividad para que todos nuestros compañeros de rama se lo pasen en grande.
9. No sólo nos educamos para la vida, nos educamos para el cambio social, para hacer de este mundo un lugar más justo.
10. Estamos muy contentos de que nuestros padres (o nosotros mismos) tomaran la decisión de llevarnos a los scouts.
Fuente: scout.es