La llevamos por encima del cuello, sujeta con un nudo o con
un pasador. Y lo mejor de todo, es que para enrollarla necesitamos la
ayuda de otra persona, una muestra más de la necesidad de cooperación en
el escultismo.
Identificamos a un scout, entre otras cosas, por la pañoleta que
siempre le acompaña. Pero, ¿sabes por qué?
Los primeros scouts utilizaban un trozo de tela para protegerse del
sol, para entablillar un miembro roto o para filtrar el agua, entre
otros usos.
¿Y cuál era la forma de no olvidar este trozo de tela siempre útil?
Llevarla anudada al cuello.
En la mayoría de nuestros grupos se lleva la pañoleta desde un
principio, es decir, desde que uno pone el primer pie en el grupo. En
este caso, la pañoleta, con sus colores característicos, es un elemento
de identidad y de pertinencia a un Grupo.
Sin embargo, hay que saber que existen grupos que utilizan la
pañoleta como símbolo de haber hecho la promesa.
Con el fin de distinguirse, cada grupo tiene una pañoleta con colores
propios que lo identifican. Una pañoleta no se puede repetir en otros
grupos de la misma región. ¿Alguna vez os habéis preguntado por qué
utilizáis estos colores y no otros?
¡Y qué decir de los innumerables usos que le damos! Seguro que más de
una vez, con imaginación, habéis utilizado la pañoleta para que os
saque de un apuro.
Para identificar equipos durante juegos, como gorra o sombrero, para
delimitar un terreno, para cubrir la comida mientras esperamos a los
tardones, como cinturón y así evitar que se nos caigan los pantalones,
para trasladar la gigante olla de la comida, para no quemarnos en la
cocina, para vendar los ojos…
Y vosotros, ¿qué usos “extraoficiales” le dais?
Fuente: Scouts.es