
El escultismo español celebra este año su centenario. A
partir de 1912, en que Teodoro Iradier fundara el primer grupo scout en
Vitoria, se extendió por toda España como la espuma, apoyado por las fuerzas vivas
de la sociedad y de la Iglesia. Fue prohibido a raíz de la Guerra Incivil y el
franquismo posterior, pero resurgió con fuerza, apoyándose sobre todo en la
Iglesia, ya en los años cincuenta del siglo pasado. El aire fresco que sopló en
la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II, cuyo Cincuentenario conmemoramos
estos días, aceleró la expansión del escultismo católico. Aquel impulso de
libertad llevó al Escultismo católico español a organizarse por Comunidades
autónomas antes de que éstas fueran constituidas.
Han pasado muchos años, el fenómeno de la secularización ha alejado
a los jóvenes de la Iglesia, la crisis de valores fruto de los años de vacas
gordas hace difícil la educación integral de niños y jóvenes, el atractivo de
las nuevas tecnologías enmascara sus necesidades personales y los ídolos
brillantes del nacionalismo deslumbran los ojos de muchos. Para orientar su
navegación y dar una respuesta adecuada y actual a las necesidades educativas
de los jóvenes, scouts MSC ha acordado celebrar su primer Congreso –‘Polaris’,
por la estrella polar que señala el Norte-. Será en noviembre del 2013 y en él
y en su preparación intervendrán todos los agentes educativos: los monitores,
los propios jóvenes, sus padres y las comunidades cristianas –parroquias y
Colegios- que los acogen y de las que forman parte. Hoy mismo habrá un anticipo
de todo esto en Valencia, en el Congreso Nacional de Pastoral de Juventud.
Antonio Matilla, sacerdote.
Consiliario general del MSC.
3/11/2012.